Muere Kevin Mitnick, el hacker más famoso del mundo, a los 59 años | Tecnología

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Kevin Mitnick, el hacker más famoso de la historia que en la década de los 90 llegó a figurar entre la lista de las personas más buscadas en Estados Unidos, murió el domingo en Pittsburgh con 59 años. Una portavoz de la empresa de ciberseguridad de la que es propietario, KnowBe4, dio a conocer que la causa de la muerte era el cáncer de páncreas que padecía desde hace ya varios años. Tras haber estado en la cárcel tras ser acusado de uso ilegal de un dispositivo de acceso telefónico y fraude informático, Mitnick fundó su propia empresa de consultoría sobre seguridad.

El estadounidense se ganó a pulso el apelativo de “hacker más famoso del mundo” por haber sido el primer pirata informático mundialmente conocido. Nacido en Los Ángeles el 6 de agosto de 1963, su afición por los sistemas telefónicos e informáticos empezó a los 13 años. Pronto llegó a encabezar la lista de los más buscados del FBI. Sin embargo, sus habilidades como hacker le permitieron evadir la captura por parte de las autoridades durante muchos años. En 1993, consiguió controlar los sistemas telefónicos en California e intervenir los teléfonos de los agentes del FBI que lo estaban buscando para despistarlos.

Al final lo cazó otro experto en ciberseguridad, el japonés Tsutomu Shimomura, que se había convertido en rival Mitnick tras un rocambolesco duelo en la red. Todo empezó el día de Navidad de 1994, cuando el estadounidense robó correos electrónicos del hacker japonés y se burló de él. Al enterarse del ataque, Shimomura se ofreció voluntario para colaborar con el FBI y ayudarles a localizar a Mitnick. A través de un software capaz de reconstruir las sesiones de la computadora de un usuario, Shimomura logró localizar al padre de todos los hackers unos meses después, lo que terminó en su captura en febrero de 1995.

Fue condenado a cinco años de cárcel por haber conseguido, gracias a sus habilidades en la intromisión informática, acceso a unos 20.000 números de tarjetas de crédito, incluidos algunos pertenecientes a magnates de Silicon Valley. En realidad, nunca se consiguieron pruebas de que Mitnick utilizara los archivos que había robado para enriquecerse. Él mismo se defendió diciendo que sus actividades no eran más que “una forma de juego de alto riesgo”, que pero no hacían daño a nadie.

Tras salir de la cárcel, durante tres años tuvo prohibido acercarse a un ordenador o móvil porque, según el fiscal, con solo una llamada era capaz de provocar un holocausto nuclear.

[Noticia de última hora, habrá ampliación en breve]

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