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Pocas mujeres acaparan tanto poder como ella en los despachos de las grandes tecnológicas, un territorio con sobrerrepresentación masculina. Mira Murati (Vlorë, Albania, 34 años) ha sido una de las piezas clave del terremoto llamado OpenAI, la empresa que hace apenas un año nadie conocía y hoy marca el paso en la industria de la inteligencia artificial (IA). Como directora de tecnología de la compañía, Murati ha supervisado el equipo que ha desarrollado el conocido robot conversacional ChatGPT, la aplicación más exitosa de la historia, y el generador de imágenes Dall-E. Su nombre fue el primero en barajarse cuando hace tres semanas el consejo de administración echó al consejero delegado, Sam Altman, que volvió a su puesto por la puerta grande cinco días después.
Esta hoja de servicios y su posición como ejecutiva en OpenAI, una de las empresas del momento, le ha valido ser elegida como la mujer más influyente del mundo en 2023 en el ranking del Financial Times, que sitúa a la futbolista española Jenni Hermoso en segunda posición. La cantante Beyoncé, la actriz Margot Robbie, la presidenta de General Motors, Mary Barra, la de la Comisión Europea, Ursula vor den Leyen, completan las primeras posiciones de la lista.
Murati forma parte del cuarteto de fundadores de OpenAI. En ese grupo están, además de ella y Altman, Ilya Sutskever, jefe científico hasta caer en desgracia por apoyar el despido de Altman, y Greg Brockman, presidente de la empresa. Murati se mantuvo fiel a su amigo cuando le despidieron: pese a ser elegida como consejera delegada interina, firmó la carta suscrita por el 95% de la plantilla que exigía la readmisión de Altman en la empresa, amenazando en caso contrario con aceptar la oferta de Microsoft de contratarles a todos.
La ejecutiva de origen albanés se licenció en Ingeniería Mecánica en Dartmouth College, la universidad estadounidense en la que nació la disciplina de la IA. Antes de llegar a OpenAI fue analista en Goldman Sachs, ingeniera en la empresa aeroespacial francesa Zodiac Aerospace, jefa de producto en Tesla, donde supervisó el Model X, y vicepresidenta de producto en Leap Motion, una empresa de realidad virtual. En 2018 dio el salto a OpenAI porque su conocimiento del estado del arte de la IA le hacía pensar que la IA general, la que alcance o supere las capacidades del ser humano, estaba cerca de hacerse realidad. Quería formar parte de su desarrollo, dijo en una entrevista publicada por Wired, y consideró que el mejor sitio para ello era la empresa capitaneada por Altman.
Además de dirigir al equipo de desarrolladores, en OpenAI ha tenido una función clave para ChatGPT: controlar que no el chatbot no esté sesgado y engañe a la gente, algo que parece mejor resuelto en la segunda versión de la herramienta.
Murati es la única mujer con galones en OpenAI, una empresa que, a juzgar por sus recientes cambios en la estructura organizativa, no parece abonada al feminismo. Uno de los nuevos consejeros es el antiguo secretario del Tesoro Larry Summers, que en 2005 dijo que las diferencias innatas entre los sexos explican por qué hay menos mujeres con trayectorias exitosas en las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, en sus siglas inglesas).
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