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Es necesario tener especial precaución con los roedores, que son hospedadores por los que el virus tiene preferencia
Las personas infectadas con el virus de la viruela del mono deben evitar toda interacción con sus mascotas, sobre todo si son roedores, y los contactos estrechos minimizarlas al máximo a menos que el contacto estrecho sea el propio animal, en cuyo caso deberá aislarse durante al menos 21 días.
Así consta en el documento «Posible papel epidemiológico de las mascotas en la viruela del mono: Recomendaciones de actuación en caso de contacto con personas infectadas» que han elaborado conjuntamente los Ministerios de Sanidad y de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Tal y como señalan ambos departamentos, en las zonas endémicas del virus -África occidental y central-, el virus se mantiene en la naturaleza «a través de su circulación entre diferentes mamíferos» y se cree que los roedores son su principal reservorio: en estas áreas se transmite a humanos a través de mordeduras, arañazos o contacto con alguno de sus fluidos.
Pero en Europa «no se conocen casos de infección de animales (ya sean salvajes o mascotas»; en este continente, el riesgo «se asentaría en la existencia de animales, como los roedores, que son hospedadores por los que el virus tiene preferencia, existiendo la posibilidad teórica de transmisión entre humanos y este tipo de animales».
Confirmados y contactos
Así, propone que las personas infectadas con la viruela del mono eviten «todo contacto con mamíferos domésticos, en particular con roedores (ratones, ratas, hámsters, gerbos, cobayas, ardillas, etc.), debido a la posibilidad de transmisión persona-animal» durante el periodo máximo de transmisibilidad del virus, es decir, desde el inicio de síntomas hasta su desaparición completa y de las lesiones cutáneas.
También tendrán que notificar el contacto o la tenencia de este tipo de roedores a los servicios de salud pública por parte de los afectados.
Mientras, los contactos estrechos deberán minimizar el contacto con mascotas y animales silvestres y «adoptar todas las posibles medidas de precaución para evitar posibles transmisiones«.
Ambos tienen que abandonar «hábitos como abrazar o besar a las mascotas, o compartir comida con ellas», así como «lavarse las manos antes y después» de interactuar con ellas, llevar mascarilla durante la estancia en las áreas compartidas dentro del domicilio afectado y mantener un alto nivel de higiene general en el hogar con limpieza frecuente de superficies y suelos.
¿Qué hacer con los perros?
Por su parte, los animales que hayan estado en contacto estrecho con casos humanos confirmados «deberán permanecer en aislamiento durante el periodo máximo de incubación de la enfermedad», un mínimo de 21 días, a contar desde su último contacto con la persona enferma o desde que se haya producido su curación.
«El aislamiento se llevará a cabo en el domicilio de la persona infectada de forma que se garantice un adecuado nivel de bioseguridad que evite la liberación accidental del animal fuera del domicilio, así como el bienestar animal y el menor manejo necesario posible por la persona infectada en todo momento», señala.
Si son perros -añade-, podrían sacarse en caso necesario en periodos lo más cortos posibles con correa, bozal y evitando el contacto con otros animales»; en este tiempo se vigilará el estado de salud de los animales para la detección de posibles síntomas o lesiones compatibles con la infección.
En todo caso, el manejo tanto del animal como de los materiales usados (cama, arena, comederos, bebederos…), se realizará «siempre mediante el uso de mascarilla FFP2 y guantes, y en caso de varios miembros en el entorno familiar, preferentemente por la persona o personas que hayan podido ser vacunadas frente a la viruela humana, en su caso».
Gestión de residuos
La guía advierte de que los residuos resultantes de la limpieza de las jaulas de las mascotas (principalmente roedores) «pueden ser una fuente de infección, aunque poco probable, para los animales silvestres».
Por ello, es necesario «una gestión adecuada de dichos residuos» y rociarlos con desinfectantes domésticos como lejía (particularmente los residuos de la cama de los animales) e introducirlos en bolsas herméticamente cerradas.
Si un animal presenta síntomas compatibles, los Servicios Veterinarios Oficiales de la comunidad se encargarán de tomar muestras de los animales sospechosos (muestra de lesión cutánea: líquido vesicular, frotis de lesiones vesiculares, exudados o costras e hisopos de la cavidad oral), que serán enviadas en medio de transporte de virus y conservadas en frío al Laboratorio Central de Veterinaria de Algete para su análisis.
El personal de laboratorio que maneje las muestras o los veterinarios que, por cualquier motivo, las obtengan de mascotas sospechosas o enfermas «también deberán protegerse de manera adecuada, realizando una gestión del riesgo, y utilizando mascarillas, guantes, ropa que evite el contacto con la pie).
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