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Verstappen no pudo con los hombres de Ferrari en los libres, pero este sábado tuvo oportunidad de superar a Leclerc en la tanda definitiva de Q3. Abortó su penúltima vuelta tras ‘acariciar’ el muro y en la última, cuando venía lanzado, recortando 9 décimas antes del tercer sector, le llamaron a boxes desde Red Bull. Estaba a punto de quedarse sin combustible y se arriesgaba a una descalificación que le habría hecho salir desde el fondo de la parrilla. Como ‘mal menor’, enfiló el camino del garaje en vez de cruzar la meta. Y clasificó octavo.
«Es increíblemente frustrante y es algo que no debería ocurrir. Incluso aunque no tengas planeado hacer seis vueltas, siempre haces un seguimiento, más que nada para saber si vas a llegar hasta el final o no. Deberíamos haberlo visto antes”, dijo el neerlandés, furioso, tras bajarse del coche. «No estoy nada contento en este momento, sé que es un deporte de equipo y que yo puedo cometer errores y ellos también, pero nunca es aceptable, es realmente lamentable «, añadió.
Verstappen, que tras el parón veraniego no ha tenido rival, llega a Singapur con 116 puntos de ventaja sobre Leclerc. Para proclamarse campeón este domingo, con cinco grades premios de antelación, necesita ganar con vuelta rápida y que su rival termine octavo o peor. Si gana sin vuelta rápida y Charles es noveno o peor también le valdría. Pero saliendo desde la cuarta fila y con una previsión de lluvia del 60% en carrera, sus opciones se complican. “Aquí es un poco como Mónaco, es muy difícil de adelantar. Tal vez puedes jugar un poco con la estrategia, pero en este momento no estoy de humor para pensar en la carrera, estoy muy frustrado”, reconoció Max.
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