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El plan era que se fogueara a la sombra del brasileño, que fuese creciendo como relevo pero las circunstancias le han atropellado
Los datos avalan su partido en Vigo ante el Celta, el día en el que le apuntaban los focos como relevo del ya jugador del United
La precipitada salida de Casemiro ponía el foco en Tchouameni, ese chico al que fichó Florentino Pérez por 80 millones de euros y que traía a la espalda un saco de elogios. El primero fue de su nuevo presidente, que ‘engordó’ al destacar que había elegido el Real Madrid antes que al PSG. Un prometedor mediocentro de 22 años que facilitaría la transición de un equipo que busca reinventarse dando relevos a jugadores tachados de imprescindibles. Atrás quedaron los Cristiano, Ramos, Varane … del equipo que ganó tres Champions consecutivas para volver a ganar otra sin ellos. Vinicius, Valverde o Militao se han encargado de esa transición y el francés ha entrado en la rueda sin previo aviso tras fulminante salida de Casemiro.
Tchouameni afrontó un tercer grado público ante el Celta en su puesta de largo. Titular en un puesto que había sido del brasileño las últimas siete temporadas. Y lo hacía cargando una mochila de dudas. En sus anteriores apariciones no había convencido. Ancelotti le dio la alternativa en Almería. Hizo un partido discreto y lo quitó a los 58 minutos cuando perdían 1-0. Las dudas estaban justificadas, pese a que se le reconocía presencia, calidad y personalidad. Pero no acababa de enganchar con el entorno y, sobre todo, en una nueva dinámica táctica de un equipo que jugaba de memoria. El plan era que se hiciera a la sombra de Casemiro, que fuese creciendo para un relevo a medio plazo, pero las circunstancias le han atropellado. Un relevo que iba a ser silencioso y que ha acabado en estruendo por obligado.
MENOS DEFENSIVO PERO MEJOR PIE
El centrocampista francés hizo un buen partido en Balaídos. Tanto, que el madridismo se acordó con nostalgia de Casemiro pero no lo extrañó en el campo. En su sitio había un tipo que con el balón se desenvolvía con bastante mejor criterio que su antecesor, aunque la sombra defensiva que proyectaba el brasileño se echó en falta, porque su sustituto tiene un estilo más aseado y menos agresivo. No agarra el hueso con los colmillos, pero que le den tiempo. El oficio de medio centro en un equipo que arriesga dejando espacios entre líneas acaba exigiendo ser un ‘perro de presa’.
Tchouameni hizo un partido sin alardes, silencioso, pero con unos datos que avalan su labor. Y es que hoy la inteligencia artificial mide cualquier esfuerzo, fallo y acierto. El francés jugó los 90 minutos en los que dio 87 pases, el 90% acertados. Salió airoso en los tres regates que intentó, y se mostró contundente cuando había que despejar acción que hizo en cuatro ocasiones. Pero el dato más clarificador es que recuperó nueve balones e interceptó tres, más que ningún otro compañero. Al francés le que queda mucho por crecer, pero tiene hechuras para ser digno relevo de Casemiro.
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