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España tiene 47,4 millones de habitantes. Y cada uno de ellos lleva un seleccionador dentro. Es la historia eterna. Ningún aficionado está contento con el ‘equipo de todos’. Los técnicos han sido siempre cuestionados. Incluso los incuestionables. Como Luis Aragonés o Vicente Del Bosque, en el combinado estatal, o Pep Guardiola en el Barça. Luis Enrique está ahora en el ojo del huracán. Como lo estará Xavi en algún momento (esperemos que más tarde que pronto). Es la ley del fútbol. Jamás ha existido unanimidad absoluta en torno a un entrenador. Sea quien sea. Nadie es indiscutible. Ni siquiera lo fue Johan Cruyff. Y menos cuando hablamos del seleccionador español a solo dos meses del Mundial de Qatar. La derrota ante Suiza ha vuelto a dar alas a todos los críticos con Luis Enrique. Los que buscaban argumentos para arreciar en sus ataques los han encontrado en este revés ante los helvéticos.
El asturiano jamás ha gozado de la simpatía del entorno madridista. Desde su ‘traición’ como jugador (en 1996 decidió no renovar por el Madrid y fichó por el Barça de Robson), siempre ha sido visto como el enemigo. Un rencor que se mantiene un cuarto de siglo después, sobre todo cuando no convoca a futbolistas blancos y, encima, convierte la selección española en una prolongación del equipo blaugrana con seis jugadores titulares (Eric Garcia, Jordi Alba, Busquets, Pedri, Gavi y Ferran Torres). La particular personalidad de Luis Enrique tampoco le ayuda a crearse un escenario favorable. Pero a él le da igual. Solo busca unidad interna. En el vestuario. Y esa, sin duda, la tiene. Los jugadores están con él. Incluso aquellos que, en esta ocasión, no han entrado en la lista. Como es el caso de Ansu Fati.
El técnico asturiano justificó la ausencia del canterano del Barça asegurando que no está en condiciones de jugar en la selección. En el club blaugrana también tienen dudas sobre su actual rendimiento y por eso le están preparando un plan de futuro para reconvertirle en un delantero centro. Consideran que, a causa de sus lesiones y de su inactividad, ha perdido la explosividad y la velocidad, y que su transformación hacia un ‘9’ es natural. Tiene talento y tiene gol. Hay que aprovechar esas virtudes para que siga siendo importante para el equipo. Solo tiene 19 años y una larga carrera por delante. Hay que saber reconducirla.
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