La pandemia nos ha vuelto más irritables, sobre todo a los jóvenes

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28/09/2022 a las 20:30

CEST


Un estudio indica que el covid ha provocado un aumento de la inestabilidad emocional, el mal humor y el estrés | Los menores de 30 años destacan como los más afectados por este fenómeno

Hubo un tiempo en que, hablando de la pandemia de covid-19, había quién se preguntaba si de esta saldríamos mejores. También había quien, con cierto escepticismo, argumentaba que el covid-19 no cambiaría quiénes somos. Casi tres años después del estallido de una crisis sanitaria que ha puesto el mundo patas arriba, el debate resurge con más fuerza: ¿ha cambiado nuestra personalidad a raíz de la pandemia? Un nuevo estudio apunta a que, en cierto modo, sí. El covid-19 nos ha vuelto más inestablesmenos amablesmás propensos al estrés y menos confiados hacia los demás. Sobre todo a los jóvenes.

La investigación, publicada este miércoles en la revista científica ‘PLOS ONE’, ha realizado un estudio de la personalidad a más de 7.000 ciudadanos de Estados Unidos durante tres momentos de la pandemia: antes del inicio de la crisis sanitaria, en el primer año del covid y ahora. Según explica el equipo responsable de este análisis, estas tres encuestas muestran tres ‘fotografías’ diferentes que permiten analizar cómo han cambiado algunos de los rasgos de nuestra personalidad a lo largo de este periodo.

Una de las primeras grandes conclusiones del estudio es que el estallido de la pandemia, en sus momentos iniciales, no produjo cambios significativos en la personalidad. Este fenómeno, según explican varios expertos a EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica. podría deberse a la reacción natural ante una situación de emergencia. «En momentos de crisis, la primera respuesta emocional es adaptativa. Reaccionamos de la manera más ‘natural’ posible para hacer frente al estrés de la situación. Los grandes cambios surgen cuando el ‘peligro’ desaparece y todo vuelve a la normalidad», explica Anna Romeu, presidenta de la sección de psicología de emergencias del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya.

«Los grandes cambios surgen cuando el ‘peligro’ desaparece y todo vuelve a la normalidad»

Jóvenes más inestables y estresados

En el caso de la pandemia de covid-19, según apunta el recién publicado estudio, los cambios más importantes en el carácter ciudadano se han forjado tras casi tres años de crisis sanitaria. El análisis, de hecho, muestra un aumento de la inestabilidad emocionalel mal humor y la propensión al estrés y una disminución de la amabilidad, la cooperación y la confianza hacia los demás respecto a los niveles prepandemia. Este fenómeno se ha observado a partir del año 2021 y, por el momento, destaca sobre todo entre los jóvenes menores de 30 años.

El análisis también muestra una disminución de la amabilidad y la cooperación respecto a los niveles prepandemia

Según explica el psicólogo Oscar Pino, hay diferentes razones que explicarían por qué el carácter de los jóvenes ha cambiado a raíz de la pandemia. El covid no solo ha generado un gran malestar emocional en la población, sino que, además, ha erosionado las redes de apoyo de muchos. En el caso de los jóvenes, además, la crisis sanitaria ha coincidido con una etapa clave en la formación de la personalidad adulta.

El covid, en muchos casos, ha coartado un momento vital especialmente importante para hacer amigos, buscar trabajo y descubrirse a sí mismo. Y ha privado a los jóvenes de muchas interacciones sociales importantes para forjar su identidad (y las han sustituido por el ‘espejismo’ de las redes sociales). «También hay que tener en cuenta que la crisis sanitaria se ha solapado con otras muchas crisis, como la económica o la provocada por la guerra. Todo esto ha incrementado aún más las secuelas del malestar emocional«, recalca el experto.

Las secuelas del malhumor

El aumento del malhumor y de la irritabilidad provocado, en gran parte, por la pandemia ya se constata a pie de calle. Médicos, restauradores, taxistas o empleados de banca y de ‘call centers’, así como otros profesionales que trabajan de cara al público, corroboran este empeoramiento del estado anímico de la población. «Es algo que vemos en las consultas, en la calle, en nuestro día a día», añade Romeu, como psicóloga experta en educación emocional. «Uno de los primeros momentos en que empezamos a observar este fenómeno fue cuando se levantaron las restricciones y reabrió el ocio nocturno. Vimos que los jóvenes salían de fiesta más nerviosos y agresivos, con comportamientos más extremos. Solo hace falta ver el aumento de las actuaciones policiales, las intervenciones de emergencia o los ingresos psiquiátricos desde entonces para ver qué está ocurriendo», comenta la experta.

El aumento de la irritabilidad y el mal humor también se podría estar traduciendo en un aumento de problemas de salud mental en la población en general y en los jóvenes en particular. «El aumento del estrés, por ejemplo, podría tener una correlación con el incremento que estamos viendo de los diagnósticos por ansiedad clínica y otras enfermedades mentales», añade Pino, como coordinador del centro de salud mental Benito Menni y vocal del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya. «Es muy posible que la pandemia haya acelerado algunos problemas subyacentes y que, debido a eso, muchas personas que en otras circunstancias habrían aprendido a gestionar la ansiedad o el estrés de otra manera ahora requieren atención psicológica», añade Romeu.

«El aumento del estrés, por ejemplo, podría tener una correlación con el incremento de diagnósticos por ansiedad clínica»

La gran pregunta que queda sobre la mesa es, por un lado, qué pasará a largo plazo con este malestar social y, por el otro, si este aumento de la irritabilidad es reversible. «Yo quiero creer que sí es posible revertir este malestar. Sabemos que gran parte de nuestra personalidad depende del entorno, de las vivencias y de las circunstancias que nos rodean. Si conseguimos crear un entorno más sano, es probable que esta tendencia se revierta al menos en parte», comenta Romeu. «Lo que más necesitamos es recuperar la esperanza«, comenta la psicóloga. 

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